Celebración Navidad

Jueves, 18 de Diciembre de 2014 
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Baljeet: hola amigos, aquí estoy de nuevo en una fiesta más. Ya está aquí la navidad, la cual es una fiesta muy importante para los cristianos pero sobre todo para los cristianos católicos, es decir, todas aquellas personas que creen en Dios y en la reencarnación de este en su hijo Jesús.
En estas fiestas los cristianos celebran el nacimiento del niño Jesús y la entrada en el nuevo año no olvidando la llegada de los reyes magos de oriente para entregarle sus regalos al niño Jesús.


Jeremy: Hola compañeros míos, hoy tenéis que leer un poco algunos cuentos de navidad ya que como sabemos en breves estaremos de vacaciones gracias a esta. Tenéis que leeros ambos cuentos que son verdaderamente cortos, a continuación tendremos que resumir ambos cuentos, mencionar que tienen en común y realizar uno propio, ¿es divertido verdad? ¡Sed creativos!

Los cuentos los hemos sacado de la siguiente página pulsado el posterior enlace: http://www.milcuentosinfantiles.com/personajes/cuentos-de-navidad/



El duendecillo presumido
Cuando se acerca la navidad Papá Noel se prepara para que todos los niños del mundo tengan sus juguetes. Al haber tantos niños en el mundo Papá Noel siempre necesita ayuda, pidiéndole a los duendecillos que amablemente se ofrecen voluntarios a trabajar en su fábrica de juguetes en el polo norte.
Entre esos duendecillos había uno especialmente presumido. Había estado con Papá Noel más tiempo que todos los demás y mandaba a los otros como si fuese el jefe. Hacia los juguetes como él quería y con el tiempo  se había vuelto tan presumido que ya no hacía caso a lo que le decía Papá Noel para hacer los juguetes, haciéndolos como él creía mejor.
Un día Papá Noel le pidió que hiciese un sencillo muñeco de madera, a lo que el duendecillo se negó diciendo que él era capaz de hacer cosas mucho mejores. Creó un juguete que hacía de todo, enorme y con muchísimos complementos. Al terminarlo lo mandó a la cola de juguetes, pensando que había hecho un buen trabajo.
Pasadas las navidades Papá Noel le llamó para devolverle su juguete ya no encontró a ningún niño que pudiese tenerlo. El duendecillo se enfadó y Papá noel le invitó a que le acompañase a ver a los niños y los juguetes que les había dado. El duendecillo presumido no salía de su asombro: jugaban con cochecitos sin apenas adornos, las niñas tenían muñecas de trapo y las familias preferían los juegos sencillos para estar todos juntos.
El niño que más le marcó fue de una familia pobre, jugando con el muñeco de madera que Papá Noel le había pedido hacer. Se le veía el niño más feliz del mundo. Papá Noel le explicó que muchas familias no podían meter en su casa un juguete tan grande y colorido haciendo que los demás juguetes que recibiese perdiesen valor para el niño después de ese.
-Hacemos juguetes para hacer felices a los niños, no los hacemos para ser felices nosotros, le dijo Papá Noel.
Desde ese día el duendecillo comprendió que debía hacer los juguetes pensando en los niños y no en lo que a él le gustaría, logrando hacer felices a todos los niños para siempre


El elfo perdido
Cuando llega navidad todos los elfos del mundo se preparan para ayudar a Papá Noel con su trabajo. Los elfos son seres puros de corazón, deseando complacer a las personas que se portan bien con los demás. Pero uno de estos elfos quería recibir también alguna vez un regalo, sintiéndose dolido cada vez que Papá Noel salía cargado con su bolsa llena de juguetes para los niños.
Un día el pequeño elfo vio cómo todos los demás elfos felicitaban a Papá Noel por su trabajo, sin pararse a pensar que ellos también se habían esforzado mucho. Enfadado, salió corriendo de la fábrica hacia lo más profundo de los bosques sin mirar por dónde caminaba. Estuvo así horas hasta que se dio cuenta que se había perdido, sin tener idea alguna de dónde se encontraba.
Siguió caminando en búsqueda de alguna salida, diciéndose a sí mismo que ya nunca podría escapar del bosque. Sin apenas darse cuenta llegó a un pueblo que nunca había visto, dedicado enteramente a la carpintería. Era una zona muy modesta, con apenas gente y sin tener contacto alguno con el exterior.
Se asomó a las ventanas de las casas, donde los niños abrían sus regalos y se emocionaban a pesar de lo poco que habían recibido. Eran juguetes modestos, sencillos en su manejo y muy robustos; eran los juguetes perfectos para esos niños. La cara de alegría de los pequeños reflejaba que Papá Noel no podía haber acertado más eligiendo esos juguetes. ¿Cómo hacía para saber qué juguete era el mejor para cada niño?
-No podría hacerlo si vosotros no me ayudáseis.
El elfo se dio la vuelta asustado, encontrándose a Papá Noel enfrente de él. Le sonreía apaciblemente, como el padre que comprende la travesura que había hecho su hijo. Había venido en su carro tirado de renos, y juntos volvieron a la fábrica para reunirse con los demás elfos.

Mientras volaban por encima del bosque Papá Noel le explicó que el mayor premio que recibía todos los años eran las sonrisas de los niños al recibir sus juguetes, aunque tuviese que esforzarse tanto para poder dárselos a todos. Ahora él había visto esas sonrisas en directo, y comprendía que por pequeño que fuese su papel en las navidades todos trabajaban juntos para que los mayores recompensados fuesen siempre los niños.

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